Muchas amistades en este mundillo surgen después de una colaboración. Sin apenas conocerlo lo invité unos días a mi casa un verano de 2023, me dio buena vibra. Por aquellos días él había venido solo a Irlanda, pues Alex, su novio, todavía estaba en México. Los dos iban a estudiar inglés en aquellas tierras.

En parte entendí lo que estaba viviendo, me sentí identificado, yo viví una experiencia similar cuando estudié parte de mi ingeniería en Italia, una experiencia maravillosa que me cambió la vida, imagino que a él también, pero toda experiencia maravillosa, tiene otras experiencias que no son tan maravillosas, la soledad, enfrentarte a tus miedos, vivir fuera de la zona de confort, y otras mil penurias.

Decidí, como ya dije, acogerlo unos días. Estuvo en mi casa y también en casa de mis abuelos, piscina, verano, casa de montaña, mi madre, mi hermana y mi tía, tengo muy buenos recuerdos de aquel momento. Mi abuelo moriría a finales de ese año, fue la última vez que pisé aquella casa, tal como era la casa cuando mis abuelos vivían. Ahora la casa ya no es lo que era, la heredó una de mis tías y ya no es la casa de mi infancia, ya no es la casa de mis recuerdos. Nelso también me ayudó a llevarme el último recuerdo de aquella casa, de disfrutar, de volver a vivir, algo que tanto se me olvida, también me ayudó a atesorar ese momento de mi infancia, redescubrirlo, darle otro significado, resignificarlo.

Nelso me conoció en uno de mis momentos de “bajona”, es decir, esos momentos que estoy triste, depresivo, melancólico… en fin espero que entendáis lo que quiero decir, supo gestionarme bastante bien. Aunque tuvimos nuestros más y nuestros menos, algo que con el tiempo valoré mucho, lo pasamos bien, pocas personas saben gestionar mi emoción cuando está desbordada, sobre todo cuando me siento más irascible y vulnerable.

Al tiempo nos volvimos a ver, me presentó a su novio, Alex, vivimos muchas penurias juntos, locuras, pero sobre todo alegrías. Al escribir esto sonrío porque con ellos siempre sacan mi mejor cara, siempre que me acuerdo de ellos me pongo contento. Somos muy diferentes, cada uno con nuestras cosas, nuestros más y nuestros menos, pero tenemos muchas más cosas en común, nos queremos, yo los quiero mucho. Mientras han estado en Europa siempre hemos hecho por vernos, Irlanda, Londres, Madrid y Murcia.

En este mundo de vacuidad, de irrelevancia, donde todo es superfluo, efímero,  mundano y subversivo, encontrar personas que te aportan serenidad, felicidad, paz y alegría, con quien puedes hablar de todo y compartir todo es realmente reconfortante.