
Pañuelito olor a violetas
Una luz tenue en la habitación. Rosalía, sentada una silla junto a la cama agarra la mano de su padre, Salvador. Vete a dormir, estarás cansá, llevas todo el día aquí sentá. Déjeme madre, yo sé lo que me hago, tengo un presentimiento. Hija mía, que testarúa, igualica que tu padre, de verdá que de tal palo tal astilla, ueno, haz lo que te dé la santísima gana, estoy agotá, ya sabes lo que dijo el doctor Almagro, que por más medicina, se puede alargar días, incluso semanas. Que sí, váyase ya a dormir.
Toda la habitación olía a ese pañuelito, impregnado en perfume de violetas que Salvador se llevaba a la nariz para combatir la angustia. En el silencio de la noche. Salvador apretó levemente la mano de Rosalía. Ella pasaría días pensando si fue real o un sueño. Os aseguro que sucedió. Una manera de decir adiós. Y en una suave exhalación, murió.